viernes, 6 de enero de 2012

Puerta abierta al pensamiento: “Quería tan sólo intentar vivir lo que tendía a br...



Esto lo leí en un blog que me econtré un día mientras navegaba por Internet, es un blog que yo recomiendo muchísimo, me gusta mucho como escribe esta persona y siempre tiene reflexiones muy acertadas sobre las diferentes perspectivas y acepciones de la vida, así como los diversos matices que la misma tiene para ofrecernos a manos llenas.

Durante un viaje a Argentina descubrí este libro en la pequeña biblioteca, de un mínimo salón, de un piso en Buenos Aires. Tenía 19 años y empezó mi búsqueda del yo, del sentido de la vida y de mi propio camino.

Siempre me he preocupado por esos temas pero hasta que no me encontré este libro no me había dado cuenta de la necesidad imperiosa que sentía de esa búsqueda.

Esa frase se convirtió en mi estandarte y en mi realidad. Todavía hoy continuo buscando, inaugurando mi camino, sí, lo estoy inaugurando, porque me siento muy al principio, tan sólo he dado unos pocos pasos.

Elegí mi carrera por vocación, ésta me desilusionaría con el tiempo y me haría abrir los ojos a la que realmente ha sido siempre mi vocación aunque no sea una realidad. Tal vez por ser menos realizable la había dejado en un segundo plano.

Y en este punto nos encontramos de nuevo, en el punto en el cual esta frase se repite de forma continua en mi cabeza y me pone el corazón en un puño, al borde de la asfixia. Por supuesto que por esta frase he pasado muchas veces en mi corta vida, pero los obstáculos eran superados y la meta conseguida, esta vez la meta está muy lejos, casi inalcanzable, la más difícil de todas y la que, por supuesto, daría cierta felicidad y sentido a mi vida.

No espero llevar una vida diferente a todo el mundo, como ya he expuesto en mi anterior tema no creo que eso sea posible, es una utopía. Pero sí quiero vivir mi vida, la vida que yo quiero.

Primero de todo soy una persona afortunada, por donde nací, por la familia que tengo y por encima de todo por mis padres que lo son todo porque lo dan todo. No tengo derecho a quejarme, pero como dice de mi, quien me conoce, soy inconformista, tengo necesidad de retos en mi vida, en cuanto siento que no aprendo me desmotivo, si lo que hago no me lleva a donde quiero lo aborrezco.

En ese momento estoy, sé lo que quiero, lo que tengo que hacer y por lo que tengo que luchar, ¿Porqué había de serme tan difícil?.

El ser humano se pone obstáculos en su propio camino, nos ponemos la zancadilla a nosotros mismos y jugamos al escondite con nuestros propios anhelos. Nos gusta atarnos a lazos materiales, sentimentales, profesionales y un millón más de excusas para no realizar nuestros sueños, porque si luchas lo consigues, ¿será el miedo al fracaso?. Nos engañamos a nosotros mismos diciéndonos que no valemos, que se necesita de ciertas circunstancias, que eso sólo lo consiguen otros. Sí, esos otros, que nos muestran todos los días los medios de información. Creemos que ellos son los elegidos y nosotros sólo gente común, del montón que nunca hará nada digno de mención. Hasta los gestos más sencillos son dignos de mención. Realmente existen los héroes anónimos, la sociedad nos engaña creyendo que sólo lo que es divulgado en los medios de comunicación merece de reconocimiento. Pero ésto es otro tema.

En un momento de mi carrera universitaria, un profesor (al que admiraba bastante aunque no compartiera todas sus ideas) me dijo en medio de una clase, “tú harás grandes cosas en la vida”, y eso intento, eso busco, hacer pequeñas grandes cosas en mi vida. Como ya he dicho algunas metas ya las he alcanzado, pero me queda la más grande o la menos pequeña, la más pomposa y menos sencilla, la más egocéntrica y menos modesta. La más grande de todas.

Yo lucho por salir de este circulo vicioso de auto-desmotivación y trabajar por mis sueños, que al final se resume en vivir mi propia vida, porque sólo tenemos una y no hay que desperdiciarla siendo conformistas.
 
 

No hay comentarios: